Agsal y el ayuntamiento de Saltillo:
complicidad oficial
Alejandro Robledo Flores.
Hace un par de semanas la paramunicipal Agsal, en contubernio con el Presidente Municipal y el Cabildo de Saltillo, acordaron un mega-aumento a las tarifas del agua. Dicho incremento fue aprobado por los regidores que obedecen órdenes de Jericó Abramo Masso.
Según se informó, el aumento autorizado será gradual a diciembre de 2013 hasta llegar al 22% o al 44 %, dependiendo del consumo. El “logro” oficial anunciado es que no se modificarán las tarifas para quienes consumen menos de 15 metros cúbicos de agua al mes.
El aumento fue propuesto por la empresa paramunicipal Aguas de Saltillo (Agsal) al ayuntamiento de Saltillo para su aprobación con el falaz argumento de que era “para reducir el desperdicio de agua y generar conciencia en la sociedad”. Ante las críticas, el gerente de Agsal dijo: “el aumento no es representativo, no afecta la economía familiar”.
Para justificar el aumento, el alcalde Abramo también dio su apreciación: “la tarifa de agua en Saltillo seguirá siendo la tercera más barata del país según el Instituto Mexicano del Agua”. Lo cierto es que ni el Instituto Mexicano del Agua Potable, A.C., ni el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua tienen publicado algún ranking donde coloquen a Saltillo en la posición que afirma el alcalde, quien hasta hoy tampoco ha mostrado el estudio.
El aumento se da en un momento difícil para la economía familiar, y de aumento de impuestos y derechos en Coahuila. Según la Asociación de Usuarios del Agua de Saltillo, el aumento es arbitrario, porque los incrementos del agua deben ser igual al incremento del Índice Nacional de Precios al Consumidor. Podría ser hasta ilegal, porque no se contemplaba en la ley de ingresos del municipio.
Además de los abusos y la nula inversión de Agsal, no se pueden analizar estos aumentos sin hacer referencia al origen de la empresa: la semiprivatización hecha por Oscar Pimentel González cuando fue alcalde de Saltillo (2000-2002). El ahora Secretario de Gestión Urbana, Agua y Ordenamiento de Coahuila fue el que promovió y operó la venta de parte del sistema de agua municipal con el apoyo y cabildeo del ahora alcalde Jericó Abramo, quien era regidor y que votó a favor de la venta del agua.
La venta del sistema de Agua de Saltillo se hizo sin consultar a la ciudadana y sin transparencia, a pesar de ser un bien de interés público. En aquella operación los argumentos eran: “hacer eficiente el servicio y cobro, sanear las finanzas y hacer inversiones en la red”. En ese entonces, al pésimo servicio que daba Simas se le sumaba la corrupción, pues sus recursos eran fuente de enriquecimiento de algunos políticos y burócratas. La autoridad municipal nunca intentó erradicar esos vicios, prefirió la venta para cumplir compromisos y, como han señalado algunos, obtener beneficios personales.
Con esos argumentos se vendió el patrimonio de los saltillenses. Pero ¿por qué es válido que por corrupción e incapacidad de los funcionarios se vendiera un bien que es propiedad de los saltillenses y de las futuras generaciones?
Además de darle el control de la empresa, se modificó la ley para permitirle a Agsal cortar el agua a morosos, a pesar de que el acceso al agua es un derecho de los mexicanos, y un derecho humano reconocido por la ONU. Con la ley a su favor, Agsal se convirtió en un gran negocio derivado de la cobranza, el corte de agua y el cobro por reconexión, sin mencionar el costoso contrato inicial y la nula inversión de la paramunicipal.
En estos 10 años desde que se semiprivatizó el agua con la complicidad oficial, sin transparencia y con desventajas para los saltillenses, continúan los abusos a la sociedad. El comportamiento de Agsal es el de una empresa de lucro: no tiene compromiso con la comunidad y su único interés es obtener ganancias. Para que continúe creciendo la rentabilidad de la paramunicipal, el alcalde Jericó Abramo autorizó el incremento en las tarifas en perjuicio de la sociedad, que sigue viendo como gracias a sus bolsillos Agsal se enriquece utilizando el agua, que es un bien que por ley le pertenece a los saltillenses…
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